La autoestima de las personas se construye sobre muchos factores como son la capacidad en las relaciones sociales, con la familia, la capacidad a nivel formativo o laboral, entre otras. Pero cuando la persona deja de lado todo eso y se valora únicamente en base a su apariencia física y a su peso podemos estar ante un trastorno alimentario. En este caso, la preocupación por el peso, la imagen y la dieta pueden tomar el mando de tu vida controlando las ingestas, disminuyéndolas al máximo o incrementándolas para calmar el malestar. Este tipo de problemática tiene consecuencias en las áreas física, social y psicológica, no solo de la persona que lo sufre, sino también de las personas que le rodean.
Es cierto que la mayoría de éstos comienzan con una fuerte preocupación relacionada con la figura y el peso pero son mucho más que únicamente comida. Cuando no dispones de recursos para lidiar con emociones dolorosas recurrir a la comida nos ayuda a evadirnos, aliviar dolor, castigarnos o sentir que tenemos el control de nuestra propia vida. Es decir, las conductas patológicas relacionadas con la alimentación, son en muchas ocasiones un intento por compensar sentimientos y emociones vividas como insoportables.
No es necesario contar con un diagnóstico para solicitar ayuda en éste aspecto. Es suficiente con sentir que tienes una relación problemática con la comida, tu imagen corporal, tu autoestima o tu gestión emocional.
En terapia, es importante trabajar con el objetivo de comprender qué tratas de gestionar a través de la comida, por qué está controlando tu vida y adoptar otras estrategias de regulación emocional más saludables.
· Mejorar la comprensión del problema.
· Establecer pautas de alimentación saludables.
· Entrenamiento en técnicas para manejar la ansiedad en torno a la comida e imagen personal.
· Entrenamiento en técnicas de regulación emocional saludables.
· Modificar actitudes y creencias en relación con la alimentación, peso y figura.
· Prevención de recaídas.