Seguro que en alguna ocasión, tras un duro día de trabajo, de estudio, en momentos en los que te has sentido triste, estresado o simplemente aburrido, has recurrido a comida rápida, helados o chocolate. Lo cierto es que la comida no solo tiene una función a nivel fisiológico de nutrirse, sino que también es capaz de cubrir otras necesidades, como mejorar nuestro estado de ánimo, reducir nuestros niveles de ansiedad, llegando incluso a sentir que nos anestesia. Todo esto tiene una explicación, y es que los alimentos altos en calorías, aquellos ricos en carbohidratos y grasas activan la liberación de la serotonina, un neurotransmisor asociado a la sensación de bienestar y calma, aliviando temporalmente la ansiedad.
Recurrir a los atracones de comida puede convertirse en la manera en la que muchas personas hacen frente al malestar emocional cuando no disponen de recursos para lidiar con emociones dolorosas. La comida nos ayuda a evadirnos, aliviar el dolor o incluso a castigarnos. Se considera una forma de ejercer control ante situaciones que no se dominan o una forma de sentir que tenemos el control de nuestra propia vida. Es decir, las conductas poco saludables relacionadas con la alimentación, son en muchas ocasiones un intento por compensar sentimientos y emociones vividas como insoportables que no se saben regular de una manera más adecuada y saludable.
Al recurrir a la comida como forma de afrontar emociones negativas sentirás a corto plazo alivio, pero a largo plazo, esto puede ser un problema si se convierte en un patrón de gestión emocional. Como cuando un fumador necesita encenderse un cigarrillo en momentos de estrés como forma de relajarse a corto plazo, pudiendo desencadenar una adicción con el paso del tiempo. De esta forma, se genera un círculo vicioso en el que el problema y la solución es la comida: como en exceso para disminuir emociones negativas, pero esto mismo desencadena en mi sentimientos negativos de culpa o vergüenza por comer en exceso.
Es importante que comprendas los motivos que te han llevado a utilizar el atracón como herramienta para la gestión emocional, detectar cuales son las situaciones o emociones que desencadenan el atracón y establecer horarios que te ayuden a regular tus ingestas.